domingo, 1 de mayo de 2016

Asesinos de pesadillas

Jueves 14 de Abril,
Sobre mi ego, quizá.
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Tengo historias en mi mente y 27 vidas paralelas a esta línea. Tengo los ojos un poco más apagados, o quizá brillen más después de tantos años de alimentarme de sueños. Tengo bolsas bajo los ojos en donde cargo las cuentas de tantas noches despierta, tengo una bolsa bajo mis costillas que esconde todas mis pesadillas.
Ahí están sus asesinos: Siniestros, sedientos y quizá un poco llenos de mi.
Se alimentan de mi, constantemente chupando y bebiéndose hasta la última gota de lo que soy, descubriendo cada secreto que intenté olvidar, absorbiendo y memorizando mis miedos, rasgando mis nervios. Y cuando me he cansado regresan a esconderse en mi pecho, a enterrar las garras en mis entrañas para que nada ni nadie los pueda mover de ahí.
Ellos son los asesinos de mis pesadillas; Las bestias que se arrastran fuera de mi mente y me hacen verlos ahí, escondidos al otro lado de la puerta, en el pasillo, detrás de mis ojos. Sedientos pero no hambrientos, porque ya se han alimentado de mi lo necesario pero no lo suficiente. 
Tengo racimos de cuentos en las manos y sueños colgando de mis pestañas. Tengo garras aferradas al corazón y tristezas guardadas en botellas frágiles dentro de mis pupilas.
Tengo vidas y enterradas, o quizá hechas un nudo, están las muertes que he tenido. Como un cementerio construido en mis pies, como si con cada paso dejara cadáveres en el camino. 
Estoy sangrando, la hemorragia siempre ha existido y nunca ha de parar. Estoy aterrada, mis vidas se aferran con fuerza al pilar de mi conciencia. 
Pero cuando llega la noche y cae el telón de mis parpados, ellos se desprenden de mis tendones y me desgarran la placa tranquila de inconsciencia que son los sueños, y entonces el agua turbia de mis pesadillas, oscuras, viles y frías, intentan ahogarme.
Y no se cuándo es que me olvidaré de saber nadar.

Colores

28 de Febrero, 2016
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Noches, muchas noches y pocas velas. Hubo rayos, truenos y relámpagos. Del cielo caían las lágrimas de mis antepasados; de mi alma goteaba el miedo. 
Ahora estoy escondida debajo de la cama, cubro mis oídos con las manos y mi cuerpo es cubierto por las orillas de las sábanas. 
El miedo y la desesperación se han fundido y han dado paso al terror, pero este se ha derretido y ahora sólo queda ruido blanco.
Es como un sueño, estar dentro de una pesadilla o quizá así se sienta estar en coma, la verdad es que sólo quiero que pare.
Escucha los gritos, yo los escucho. Cerca, lejos, no importa porque están aquí. Es el de una persona, y se repite y repite de manera aterradora, congelandome los huesos, cristalizandome la sangre. 
No abro la boca por miedo a gritar, y creo que de intentarlo tampoco podría porque mis labios están partidos y mi lengua está seca. 
Mi cuerpo está temblando y lo noto porque la cama también lo hace. El sonido blanco aumenta su volumen y ahora es rojo. El rojo que corre en mis venas, que inyecta mis ojos y que me mantiene con vida. 
Aún sigo con vida. 
El sonido rojo es espeso, se deshidrata y comienza a carecer de vida. La lluvia golpea al cristal desde fuera, como pidiéndome que salte y lo rompa, que la deje entrar. 
Y los gritos siguen y cada vez están más cerca o quizá más lejos, pero desde mi posición, ahí escondida bajo la cama, puedo ver cómo un brazo rojo se arrastra por el suelo, halando el resto de un cuerpo deforme que escurre en coágulos e hilos sanguinolientos. 
Escucho un grito a lo lejos que pienso que es imposible pero que sé que es mío, y el sonido rojo se vuelve aún más obscuro y denso, y después de eso, me cubro con mayor fuerza los oídos y cierro los ojos hasta que todo comienza a carecer de color y sonido. 
Pero hay dolor, y el dolor es negro.

No es así

22 de Febrero, 2016.
Ocurre cuando sueñas y luego lees historias de amor, o quizá cuando lees historias de amor y luego sueñas.  No es para ella, ni para mi.
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Soñé que vivía una historia que nunca pasó,
Y que tú y yo podíamos estar juntos y que se sentiría correcto,
Y que tú querías estar conmigo tanto o quizá casi tanto como yo quería estar a tu lado,
Pero la verdad es que los sueños son cortos a pesar de que condensemos toneladas de deseos en ellos,
Y las noches no siempre son pacíficas, y a veces sigo sin poder dormir.
Podría levantarme una mañana de estas e ir a buscarte,
Podría contarte esos secretos que me susurran las bestias en mis sueños,
Pero tú no me querrías, y quizá yo tampoco te querría tanto o quizá casi tanto como lo hago en mis sueños,
Podría hacerlo, podría intentarlo,
Pero no en esta vida.

Lo que siente una niña

27 de Enero, 2016.
Una de las más viejas pesadillas que poseo. 
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Varias veces, cuando era niña, soñé con un apocalipsis; Estaba escondida bajo la cornisa de una ventana junto con mi hermana, y desde nuestro escondite podíamos ver las piernas y los pies de las criaturas, y podíamos escuchar los gritos de terror de la gente; Pero yo no sentía miedo.
En el mismo sueño, uno de estos seres se agachaba y nos veía, encontrándonos en nuestra guarida, para luego con un cuchillo hacerme un profundo corte en la garganta.
Recuerdo que podía sentir mi sangre brotar, podía verla gotear y teñir el piso, y mis manos se mancharon cuando cubrí mi cuello con ellas. Entonces mi hermana me preguntaba, "¿Cómo se siente morir?" Y yo le respondía: "Nada, no se siente nada"
Me pregunto cuántas más mentiras me contaron mis sueños.

Asesinos y disfraces

10 de Enero, 2016
Porque a veces no sabes a quién deberías escuchar
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Hay un lobo y hay una oveja, o quizá sea un conejo; Salta de a ratos y sonríe a otros.
El lobo la mira y se lame los labios, la oveja salta, el conejo pasta.
Pero al final del día el conejo no es oveja, la oveja no es conejo,
El lobo no es más un asesino, el lobo fue asesinado.
Y la criatura que se viste de conejo y oveja ahora tiene una piel nueva.

Lo que era y nunca podré

Confesiones entre líneas
Viernes 15 de Diciembre, 2015
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Me gustaba inventarme ser alguien más, porque al final podría huir de los problemas de esa nueva persona
Me gustaba escogerme un nombre, hoy era una y quizá en medio año la siguiente, porque mis gustos van cambiando con el tiempo
Me gustaba crearme otro pasado e inventarme un presente, porque era yo quien elegía de dónde provenía y hacia donde iba
Me gustaba porque podría ser lo que quisiera cuántas veces quisiese
Pero, al final, cada una de esas personas que nunca fui terminarían con lo mismo: Tristes y solas, realmente eran ambas cosas.
Pero estaba bien, porque yo podría desaparecerlas y empezar de nuevo: Un nuevo nombre, una nueva historia.
El mismo final.
Me gustaba tener el control al menos de eso, aunque no de mis propios demonios, mi tristeza y mi soledad; Es por eso que de esta última piel jamás me podré deshacer. Y no está bien.
Yo no lo estoy.
Seguiré intentando huir.

Llueve aunque no esté lloviendo

16 de Diciembre, 2015
De mis piezas rotas y mis partes quebradas  

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Hace tres años nos preguntaste si podríamos imaginarte aquí, te contestamos que no.
No pudimos imaginarte, pareció gracioso y triste en ese momento, lo disolviste en el aire moviendo una mano, reíste y miraste al suelo.
Solo nosotros no creímos en tu sonrisa.
Pero aquí estas, con miles de tic tocs separándonos de aquella tarde. Con miles de ramas nuevas en tu árbol, con cicatrices que no estaban, con menos espacios en tu corazón.
Y tu alma sigue triste y cansada, rota; Pero tu risa y tu sonrisa muestra que hay mucho más.
No hay nada diferente, ni nada especial,
Las diferencias se encuentran escondidas,
Las especialidades se quedaron olvidadas,
Pero aprendes, creces y envejeces, aunque no lo veas
Aunque no lo notes.
Está ahí, sigue ahí, seguirá ahí,
Al igual que nosotros.

Rbow, Solove, MA, Orquídeas.

Me congelo mientras me ahogo

Si me estoy ahogando, déjame asfixiarme
Si estoy sedienta, déja que la desesperación sea tan grande hasta que pueda beber mi sangre
Si estoy gritando, déjame cubrirme los oídos
Si estoy llorando, déjame arañarme el cuerpo
Si me estoy muriendo, déjame tomar respiraciones aceleradas
Si estoy durmiendo, no me despiertes
Si me estoy matando, déjame sentir los últimos momentos de dolor
Si estoy sintiendo demasiado, matame 

Encontrado y cedido

12 de Noviembre, 2015.
Sobre una persona.
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Ella es lo que quiero, lo que nunca supe que buscaba hasta que la encontré. Y la quise, pero nunca me di cuenta de que la amaba hasta que alguien más la había encontrado, y entonces fui yo quien se había perdido.
Las tardes parecían pasar muy rápido cuando estaba a su lado, aunque quizá no era que el tiempo estuviera en nuestra contra, si no más bien todo lo contrario. Solíamos acurrucarnos y crear historias juntas, contándonos fantasías y delatando pesadillas para que estas no se volvieran realidad.
Solíamos reírnos a carcajadas, como felicidad brotando por entre nuestros labios, y ella tomaba mi mano. Y yo tomaba la suya.
Los días pasaron como pasó el viento acariciando sus mejillas, como pasaron sus demonios cortandole en los brazos, como paso mi ausencia tan solo desapercibida por mi.
Nunca me dí cuenta, pero igual y lo que ella necesitaba estaba en mi.
Quizá no fue así.
Nunca lo entendí.
Ahora ella no está más conmigo, tiene nuevas almas que le hagan compañía a la suya. Que le presten sus hombros para dormirse sobre de ellos, que presten sus mentes para plantar historias dentro.
Y la extraño, y la peor parte de extrañar es el saber que lo haces porque esa persona ya no está contigo. Y no me gusta extrañar, yo no nací para hacerlo. Pero debo aprender a vivir con ello, a encontrar, jalar y ceder. Como una cuerda, como el lazo que nos tenía juntas.
Pero que ahora ya no está más unido más que por nuestros recuerdos. 

Duermo con sueños, vivo de pesadillas

Miércoles 23 de Septiembre, 2015
"I'm a bit of a dreamer, I sleep with my nightmares and wake up with too many bruises, but that's ok because that is just who I'm"  
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Duermo aferrada a una almohada que nunca está caliente, pero que me hace compañía. Juego a que sé que mañana habrá otro mañana, me repito y repito a mi misma hasta que lo escucho como sonido de fondo. Y me lo juro, aunque la verdad nunca he sido buena manteniendo promesas.
Sueño llorando mis pesadillas, les tengo miedo a pesar de que nunca me tocan y hacen daño, nunca; pienso que estas marcas y estos moratones quizá yo misma me los he causado.
Los monstruos de debajo de la cama salen y se levantan más alto de lo que yo nunca podré, me observan por sobre las sabanas, miran mi pecho elevarse con vida y mi corazón latir las flores en mis venas.
Despierto y la almohada no está caliente, y los días nunca podrían parecer más negros, más grises. Quizá los monstruos no me hacen más daño del que yo misma me hago.
Quizá ellos son sólo pesadillas que me cuidan al dormir, y yo soy el demonio que se mira al espejo todas las mañanas y detrás del reflejo sólo ve un triste intento de muerte, una cruel burla de vida.
Pero está bien, aunque yo no lo esté, porque la almohada me hace volver a dormir y ellos vuelven a observarme hacerlo.
Y está bien.

Sobre el circo mecánico - 1

1 - Los guijarros con los que se tropieza uno


Quiero suponer que todo el mundo sabe a lo que me refiero cuando escribo. Yo sé que no es así, que lo que yo percibo de algo es diferente a lo que otra persona ve en eso, como por ejemplo las letras de una canción. Todo el mundo puede descifrar qué es de lo que habla una canción, puede encontrarle tanto significantes profundos como significados banales, tanto como si el estribillo dijera "Éramos Primavera, pero tu decidiste que ya era tiempo para el Otoño" por supuesto que puede simplemente significar un lapso de tiempo, quizá solamente son los nombres de estaciones del año, o quizá también puede significar algo más complejo y encriptado como solo un poeta puede hacer. Pero, ¿Quién le da el significado a la música que todos escuchamos? Por supuesto que el compositor derrite sus pensamientos en una hoja de papel justo como lo estoy haciendo yo ahora, pero cuando el público escuche su creación no puede hacer que todos escuchen lo que él escucha. Así pues el compositor más talentoso puede vivir bajo un puente porque nadie le ha prestado la suficiente atención a su canciones, así como el más exitoso puede estar en la cima vendiendo basura que escribió cuando estaba ebrio.
Es por eso que yo me aventuro a decir que está bien lo que piensen de mi sea lo qué sea que estén pensando, porque esta es la forma con la que yo me percibo a mí misma y la forma con la que ustedes están leyéndola para figurar quién soy. Pero ¿Realmente es importa saber quién soy? ¿Usted sabe lo que es usted? ¿Quién es? Y no me refiero al nombre, porque yo me sé mi nombre de memoria tanto como usted se sabe el suyo, así que a lo que voy es algo bastante diferente a una sola palabra. Son millones de cosas que nos hacen ser quienes somos, millones de cajas de experiencias y costales de memorias, nosotros mismos somos quienes mejor conocemos nuestra historia y aun así ni siquiera podemos contestar ¿Quién soy? Es por eso que estoy escribiendo esto, porque quizá de esta forma ustedes puedan encontrarle forma a lo que soy y quizá yo pueda encontrar quién soy a través de ustedes.
Volviendo al principio es bastante obvio que todos pensamos de manera diferente, pero me gustaría recalcarlo para recodar que nada es lo mismo para todos, que no hay verdades absolutas. Quizá usted no necesite saber quién es porque en los papeles del gobierno basta con decir tu nombre y apellido para que se despliegue toda la información básica de tu vida, como el nombre de tus padres y tu fecha de nacimiento, pero ahora piensa tú ¿Quiénes son tus padres? Dicho esto puedo concluir con que en realidad no sabemos nada acerca de nosotros.
Llevo la mayor parte de mi vida intentado encontrarle un sentido a lo que hago y debo hacer, pues verás, me gusta mucho escribir y hacerlo me hace sentir bien de una manera extraordinaria, y siento que no lo hago tan mal en un intento quizá de no desanimarme del todo.
Para escribir no son necesarias muchas cosas, de hecho es bastante sencillo y no implica más que tener ideas y un deseo por plasmarlas, y por supuesto, un lugar dónde hacerlo. La cosa más difícil quizá sea ordenar esas ideas y no cansarte de escribir, de personas que interrumpan mientras lo haces, y administrar tu tiempo. Escribir es un pasa tiempo más para mí, así como para los músicos es tocar sus respectivos instrumentos, o para un comerciante que disfruta de atender a los clientes.
Yo no podría decir que escribir, tocar, bailar, componer etc es como un segundo hogar, pues cuando yo escribo no me siento pertenecer como debería sentirse un hogar, más bien creo que es como un escudo para escondernos de nuestros problemas al menos por unos segundos, fingir que no están ahí y que nosotros estamos bien, que no hay nada malo. Así es pues cómo yo siento que mi escondite es, tan lleno de historias e ideas sin gravar en un papel del cual me gusta fingir que vivo en. Pero no de la forma de un hogar, porque no puedes huir a tu hogar cuando no lo tienes.
Pero por alguna razón mi no-hogar se siente atacado constantemente y la peor parte es que es por mí misma. Me gusta escribir, sí, pero no me gusta lo que escribo. Quisiera creer que a ti, lector, algunas veces te pasa lo mismo, que en un momento te sientes en la cima y al siguiente te sientes en caída libre, como si después de cada alto viniera un bajo y uno más, repitiendo, como en una montaña rusa. Así es pues cómo me siento alrededor de todas las cosas que hago, me gusta hacerlas y después las odio al ver el producto final porque me gustaría haberlas hecho de otra manera, y me gustaría tener la paciencia y el poder de sentarme a corregir cada cosa que quiera corregir hasta verlo perfecto, pero nunca las correcciones serían suficientes porque cada que terminara de hacerlo volvería a odiarlo un poco. Sí es así, entonces creo que somos unos malvados críticos con nosotros mismos, nunca teniendo suficiente y siempre diciéndonos que pudimos haberlo hecho mejor. Pero, ¿Realmente pudimos haberlo hecho? A veces escucho mi canción favorita y me detengo a pensar cada palabra que contenga la letra, me gusta creer que puedo encontrarle ese significado que el compositor metió ahí dentro y cuando le pongo mi propio significado me siento maravillosamente llena porque me gusta lo que encuentro, pero me pregunto si es que al compositor le pasará lo que a mí. ¿Encontrara que mi canción favorita quizá es su peor fracaso musical? Quizá eso sería increíble y decepcionante para mí, quizá después de que alguien lea algo mío y sepa que yo realmente lo odio deje de gustarle.
Entonces si volvemos a esa primera frase "Éramos primavera, pero tu decidiste que ya era tiempo para el otoño" quizá pienses que me refiero a que fuimos algo pero que llegó a su tiempo quizá antes de lo planeado, de ser así entonces tienes razón, y si pensaste diferente también la tienes, porque cuando lees algo mío automáticamente te apropias de él, absorbiendo lo más que puedes de mi como una esponja, cambiándolo hasta hacerlo tuyo, hasta que tenga sentido para ti.
Quizá esa es la mejor parte de ser diferentes, el individualismo que tenemos tan marinado en nuestros seres. Pero, ¿crees que dándote cuenta de ello ahora sepas cómo contestar la pregunta? No estamos más lejos de la verdad.
Con el paso del tiempo descubrí que dentro de nosotros no existe una sola persona, que somos suficientes para llenar las habitaciones separadas de nuestro cerebro. Por ejemplo, está aquella parte tuya que se alimenta de recuerdos de momentos pasados, está esta otra que los demás perciben de ti, o aquella que esconde la parte de ti que incluso a ti te causa temor. Mi vida está repleta de periodos donde vivo con cada parte mía, les pongo nombres diferentes así como mis padres me pusieron a mí un nombre y dos apellidos. Así pues es cómo mi vida se divide en etapas llamadas de distintas maneras y estoy algo consternada que ninguno de esos nombres sea actualmente mi nombre legal.
Por ejemplo: La época negra.
La época negra es la época en mi vida más cruda, la más oscura, y quizá tú también la puedas encontrar en tu propia vida. En esta época es donde más cicatrices quedan en ti, quizá hechas de dolores y penas, o felicidades y amoríos ¿Quién sabe? El punto es que todos alguna vez hemos pasado por esta época y en algunos casos de mala suerte, volvemos a pasar sobre ella.
Durante la mía ocurrieron muchos acontecimientos que me llevaron a tomar decisiones muy malas de las que puedo seguir arrepentida hasta el día de hoy, como si no, muchas cosas que me dejaron heridas cuyas cicatrices aún pueden apreciarse a simple vista. Quizá esto sea gracias a que cada época de nuestras vidas nos dejan marcas, experiencias, y para bien o para mal nos van dando forma a lo qué somos. Algunos recuerdan esta época como una mala experiencia, como algo que desearíamos no hubiera pasado nunca, en mi caso no es muy diferente la mitad del tiempo y en la otra mitad me gusta mirar al pasado, me gusta rozar con mis labios mi piel y besar cada cicatriz como si haciendo esto pudiera retroceder en el tiempo y llegar hasta mi yo de la época negra y decirle que no me preocupe, que todo va a estar bien. Por supuesto eso es imposible pero nadie nos va a quitar el intento.
La época negra resultó ser el tiempo más escalofriante de mi vida, verdaderamente tenía miedo de en lo qué me estaba convirtiendo, sin darme cuenta que esa chica que fui siempre había sido parte de mí. La llamaré R, porque el nombre completo no tiene nada que ver en realidad con lo que verdaderamente significó ella para mí. R me asustaba, demasiado, ella gustaba de hacerse sufrir a ella misma de muchas maneras, se apuntaba al cerebro un millón de veces con pistolas disfrazadas en un millón de mariposas, y a veces su vos salía de mis labios diciendo lo que haría una vez llegara a casa y estuviera sola. Debo confesar que creí que R me arrastraría no sólo hasta el fondo de la época negra, sino que también me llevaría al extremo, quizá al fin.
Por supuesto no lo hizo, y ahora, algunos años después, aún puedo girar la cabeza y verla sonreír de esa manera tan enferma, tan triste y desesperada, pero sonriendo. Con locura. ¿Se puede reír de locura? Al parecer sí, aún la puedo ver sosteniendo su mano en el aire mientras la mueve, mecánica, sin vida, y hay manchas negras bajo sus ojos como si se le hubiese corrido el maquillaje, cosa que es imposible porque durante ese tiempo yo no usaba ni siquiera delineador. Pero R. no es un borrón gris en la historia de mi vida, quizá fue simplemente quien decidió cuándo se terminaba el primer libro y comenzaba el otro.
Con ella logré un millar de cosas más, como por ejemplo, escribir. Por supuesto que antes de ella y la época negra yo ya había escrito, quizá escribo desde que he aprendido cuál es la letra A, y estoy segura de que he creado historias desde que puedo soñar.
La llegada de R me llegó por sorpresa y terminaría con el final más esperado.

Para Sophie

Lunes 29 de Junio, 2015.
Para Sophie.
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Un año ya sin nuestra Sophie.
Murió en la madrugada un día igual al de hoy, sólo que más feo; Había estado hospitalizada 1 vez antes, la atendieron en 3 clínicas veterinarias, con malos diagnósticos y en una, un pésimo servicio. Fueron dos o tres días los que se quedo hospitalizada la tercera vez, los análisis de sangre mostraron que tenía problemas en sus riñones, y a pesar de todo, su Gordolobo Brush nunca se separó de ella, la seguía chupando y abrazándola al dormir como solían hacer. Estábamos desayunando cuando recibimos la llamada que, aunque nadie quería admitir, ya todos estábamos esperando: Sophie había fallecido hace unas horas.
Todos saben que al final todo el mundo muere, sabemos que duele, y también sabemos que a veces hay seres hermosos que sin siquiera ser humanos, llegan a pertenecer a tu familia. Todos te dicen que duele, pero tu no sabes cuánto. Ni te lo imaginas siquiera.
Sophie llegó a la casa dentro de una caja, hecha bola y ronroneando por amor, fue un regalo para mi hermana, y oficialmente, fue la primera mascota gata aceptada por toda la familia. Esa gatita, de todo el mundo supo cómo robarse el corazón, no hubo quién no la amara porque simplemente así era ella, payasa y jorobada, pero siempre nuestra. 
Nuestra Sophie se fue, y nos dejo a nosotros y a un gato peludo y pachoncito solos, se llevo con ella sus maullidos de pregunta y sus maullidos de "¡Bájenme ya, que soy la reina!", Pero antes de irse nosotros nos la llevamos, primero en coche, luego flotamos sobre el agua en una lancha mientras ella dormía envuelta como oruga en su cobija, luego, nos la llevamos en el corazón.
Nuestra Sophie no se fue sin antes despedirse de nosotros, ronroneandonos y dejándonos que la abrazáramos aún cuando ya estaba cansada, nos amasó a mi mamá y a mi algunas noches antes de morir. No se fue sin dormirse con su Gordo, y su Gordo tampoco la dejaba ir, manteniendola abrazada.
Nuestra Sophie nos dejo un montón de recuerdos y algunos vídeos de ella subiendo las paredes, trepándonos por las piernas, saltando de sillón en sillón, jugando en las cubetas, persiguiendo y matando cucarachas, dejándonos que nos burláramos de ella y su joroba, de sus ojos bizcos y de sus apodos de "Cucarachamon" y "La Margara". 
Nuestra Sophie se fue pero no nos dejo el corazón vacío, porque antes de marcharse se aseguró de habernos regalado noches a su lado, vómitos en el piso, pelos en la ropa. Y lloramos, sí, pero también reímos, porque más que nuestro gato, nuestra Sophie fue parte de nuestra familia, sí, ese familiar gracioso, bizco y jorobado, que te lleva cucarachas vivas y las deja caer sobre ti mientras duermes.
Así que sí, hace un año que murió una gran amiga, pero hoy también se cumple un año más de hacernos felices, porque eso siempre hizo y hace Sophie: Nos hace felices.
Nuestra Sophie llegó y se fue, como todo lo que nace y es efímero, pero también nos dejo un pedazo de ella a todos, y nosotros le dimos algo nuestro a ella. Porque así como ella es nuestra, nosotros somos suyos. 
 "Para Sophie, para que nos diga qué tan grande es el cielo" 

Whiskey del 84'

Sábado 6 de Junio, 2015.
Para mis vicios, quienes siempre intentan emborracharme de dolores, penas y adicciones.
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"Fuiste algo a lo cual quería entrar, insertarme en tu cerebro y plantar mis propios clavos ahí para echar raíces, pero al intentar hacerlo me sentí de una manera tan vacía, como beber de una botella de Whisky mientras esperabas a que la nieve terminase de caer, y te concentrabas mirando el fuego de la chimenea al mismo tiempo que sentías el frío del invierno y la soledad congelarte por dentro, o como aquel viaje en el 84' en el que te quedaste mirando las estrellas sobre el capote del auto, esperando a por ver algo increíble como un rostro formado en el cielo, o una revelación única y un tanto esperada. Pero lo único que terminaste haciendo fue desperdiciar tu tiempo y las cosas que tenías por decir, y te embriagaste aún más de recuerdos que sabes que ya deberías haber olvidado, pero que siguen ahí. Como una mala cicatriz que te recuerda constantemente quién eres."

Hermosa persona

Jueves 26 de Marzo, 2015.
Para Ella, porque me he perdido otra vez en su laberinto.
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Hermosa persona:
¿Le has visto? tiene una bonita sonrisa y unos ojos que parecen verte con curiosidad divertida, como burlándose de algo pero sin llegar a ser cruel, morboso o si quiera grosero. También tiene este loco cabello que secretamente me gustaría tocar y con el cual formar pequeños rizos en mis dedos, como con pequeñas ramas o trozos de pasto seco.
¿La conoces? Yo la vi por primera ver perdida en cientos de palabras, quizá nos encontramos porque ambas estábamos en la misma situación; también tiene un montón de líneas blancas en el cuerpo, del mismo modo en que yo las tengo, pero me gustaría decirle que está bien porque nos escurren orquídeas por la boca.
A veces quisiera decirle cómo quisiera meterme en su piel para hacer proyectar en su cerebro sus miles de historias, pero me da miedo, me da miedo de que sean peores que las mías.
¿Le has escuchado hablar? Yo tampoco, pero cada vez que regreso al lugar donde la encontré, puedo leerla, y leerla es como escuchar un cuento. Me imagino en aquel laberinto, con los pies cruzados sentada sobre el marrón suelo observándola nada más hablar y contar su historia, sus miles de historias, y está llena de sonrisas y sus ojos se curvan cuando sonríe.
Pero también al verla articular y enfatizar con sus brazos, me distraigo mirando en sus ojos y entonces todo tiene más sentido del que podría hacerme bien. Porque sus ojos esconden las millones de historias que ella no es capaz de contarme, y yo quiero que lo haga. Su bonita sonrisa está torcida y su loco cabello intenta ocultar algo, pero también sé que sólo puedo ver una esquina de las cosas, como ver la punta del iceberg sin saber lo que está debajo.
Y quisiera contarle cientos de historias para decirle que me gustaría contarle también las mías, porque creo que no somos tan diferentes.
Y, querida persona, ella es hermosa y tan interesante que me gustaría seguir perdiéndome para regresar al lugar donde nos conocimos, a ese laberinto de los sueños y las pesadillas, a ese lugar de los acertijos y los juguetes rotos.
Me gustaría decirle lo que descubrí hace tanto tiempo que parece poco: Existen los rotos, los malparados y los descocidos. Nosotras no estamos rotas, sólo nos han alado de más un hilo.
Y que supiera que con los años y los tropiezos aprendí que ser feliz no significa estar feliz siempre, sino aceptar las cosas buenas y restarle importancia a las malas, que las cosas por más mal que parezcan ir no están tan mal, que el fin del mundo en realidad no lo es, que tan sólo tenemos los ojos vendados por el dolor y el miedo y no nos damos cuenta que afuera hay luz; que por más oscuro que parezca, que recuerde, que para haber oscuridad debe existir luz.
Y quisiera decirle que sí, estamos descocidas, que alguien ha jalado del hilo sin importarle cuánto nos ha destrozado, pero que estar descocido no es ser disfuncional o inservible, más bien, con una aguja y otro trozo de hilo, seremos todo lo contrario.
Hermosa persona, porfavor, si la vez dile que estoy buscando por ella y que he intentado dibujar para ella un mapa del cómo logré salir de ese feo lugar. Dile que no soy rescatista, pero que soy letrista, y que me gustaría contarle y escucharle esas miles de historias que se esconden con timidez detrás de nuestros ojos.
Dile que estoy en busca de ella, que puedo enseñarle cómo salir.
Pero que a cambio quiero verla sonreír.

¿Aún puedes dormir?

Miércoles 18 de Noviembre, 2015
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Tantos días pensando que todo estaba bien, pero tus amigos te hacen sentir solo y las cicatrices vuelven a parecerte hermosas.
La sonrisa deja de ser tan bonita, no lloras porque duelan los cortes, lloras porque duele no ser lo que siempre esperaste ser.
Te miran y preguntan qué ha pasado, sonríes y vuelves a decir lo que tantas veces has ensayado.
Y oh, mi vida, es tan triste que seas tan buena actriz.
Las navajas te las has quitado tu misma hace años, pero la persona que eres ahora no contaba con que tu alma jamás volvería a empezar a moldearse, que los años pasan y los bisturís dejan líneas más limpias. 
Y oh, mi vida, me está matando que te sientas así.
Y quieres llorar porque te sientes con la necesidad, pero nada sale.
Y duermo, aún duermo, ¿aún puedes dormir?
Al parecer sí.
Y oh, mi vida, estoy triste de que prefieras dormir a vivir.

domingo, 7 de junio de 2015

Mantente hermosa

Mantente preciosa, ya sea que tengas los ojos azules, verdes, cafés o grises, mantente preciosa con el color que te tocó del arcoíris; Mantente esplendida con tu piel morena a clara, deslumbra con tu sonrisa, enamora con tu mirada. Mantente perfecta, siempre con unos ojos brillantes y unas mejillas redondeadas al reír, se coqueta y conquista con las historias y las miles de cosas que tienes por decir. Mantente hermosa, fuerte, y con la frente en alto, Mujer, Hombre, Persona, porque eres hermosa tal y como eres, con las manchitas en tu cara y las curvas de tu cuerpo (tu sonrisa es el mejor arma de tu armario), mantente preciosa, esplendida y perfecta mostrando tu carisma, tu pelo recogido a suelto, rubia, castaña, morena o rosada. Mantente perfecta siendo quien eres y siendo lo que tu quieres ser, se lista, que tu inteligencia sea el mejor maquillaje, se amable, que tus modales te hagan resaltar de entre todos, se brillante, usa lo que tienes a tu conveniencia. Mujer, Hombre, Persona: Se preciosa, esplendida, perfecta, coqueta, fuerte, lista, amable, brillante. Se real, se tu misma. Se feliz.

-Yo y la persona que está dentro de ti. Sonríe, eres todo esto y más.

viernes, 26 de diciembre de 2014

Las ventajas de ser invisible. Mi parte favorita.


Una vez en un pedazo de papel amarillo con líneas verdes él escribió un poema.
Y lo llamó “Chops” porque ese era el nombre de su perro,
Y de eso se trataba todo.
Y su maestro le dio una A y una estrella de oro.
Y su madre lo colgó en la puerta de la cocina y se lo leyó a sus tías.
Ese fue el año en el que el Padre Tracy llevó a todos los niños al zoológico.
Y los dejó cantar en el autobús.
Y su hermana menor nació con los pies pequeños y sin pelo.
Y su madre y su padre se besaron mucho.
Y la niña de la esquina le envió para San Valentin una firma con una fila de x's y tuvo que preguntarle a su padre que significaba.
Y su padre siempre lo había metido en la cama por las noches,
Y siempre estaba dispuesto a hacerlo.
Una vez en un pedazo de papel blanco con líneas azules él escribió otro poema.
Y lo llamó “Otoño” porque ese era el nombre de la estación,
Y de eso se trataba todo.
Y su maestro le dio una A y le pidió que escribiera más claramente.
Y su madre nunca lo colgó en la puerta de la cocina por la nueva pintura.
Y los niños le dijeron que el Padre Tracy fumaba puros.
y que dejaba las colillas en los bancos de la iglesia.
Ese fue el año en que su hermana tuvo lentes gruesos con marco negro.
Y la chica de la esquina se río cuando él le preguntó que le pediría a Papa Noel.
Y los chicos le dijeron por qué su madre y su padre se besaban tanto.
Y su padre nunca más lo acostó por las noches,
Y su padre se enojó cuando él lloró para que lo hiciera.
Una vez más en un papel arrancado de su cuaderno de notas escribió un poema.
Y lo llamó “Inocencia: Una Pregunta” porque esa era la pregunta sobre su chica,
Y de eso se trataba todo.
Y su profesor le dio una A y una extraña mirada fija.
Y su madre nunca lo colgó en la puerta de la cocina porque él nunca se lo mostró.
Ese fue el año en el que el padre Tracy murió.
Y el se olvidó de cómo es el final del Credo de los Apóstoles
Y descubrió a su hermana besándose con un chico en el porche.
Y su madre y padre nunca se besaron o hablaron incluso.
Y la chica de la esquina usaba demasiado maquillaje,
Eso le hizo toser cuando él la besó pero él la beso de todos modos, porque eso era lo que debía hacer.
Y a las 3 de la mañana se metió en la cama,
mientras su padre roncaba profundamente.
Es por eso que en la parte posterior de una bolsa de papel marrón trato con otro poema.
Y lo llamó “Absolutamente Nada”,
Porque eso era lo que era realmente todo.
Y el mismo se dio una A y un corte en cada maldita muñeca.
Y lo colgó en la puerta del baño porque esta vez no creía poder alcanzar llegar a la cocina.
Stephen Chbosky, The Perks of Being a Wallflower

martes, 20 de mayo de 2014

Nunca habrá vacío cuando este dentro del mar

Guardó en su chaqueta su par de guantes sintéticos de piel, dejando su conciencia libre pues ella sería incapaz de vestirse con las ropas de algún animal. Sus delicadas manos sintieron el frío alojarse al fondo de sus huesos; el viento golpeo a su rostro y removió sus cabellos dejando un murmullo tras de si. Cerró los ojos ante la mirada que le daba el mundo frente a ella, imaginando que la lluvia mojaba sus hombros y la soledad traía consigo aquellos ojos azules, sintiéndose Lizzie, pero de una manera vacía, en sueños.
La suela de sus zapatillas azules al golpear con el pavimento creaba el sonido perfecto que le hacía seguir imaginando que era ella quien esperaba al señor Darcy. Su vestido le llegaba poco más arriba de la rodilla, moviendo sus holanes blancos al compás de una tintineante canción que su memoria reproducía. Su mente, embellecida por lo que su imaginación creaba al mismo tiempo que sus ojos miraban la escena frente de ella de todas esas personas disfrutando de un día 27 de Agosto. Las luces de la puesta de sol embriagaban sus cabellos, tiñéndolos de un rojo anaranjado que le hacía sobrepasar lo fantasioso de su tono natural. Sus uñas remarcadas en esmalte blanco, contornearon la superficie fría de su cámara mientras le sacaba de su estuche y el viento empezaba a hacer bailar las copas de los árboles.
Se paró en el centro sobre un puente que le dejaba admirar todo, como si le diera permiso a invadir aquella tarde de cálido color pero de clima hostil. Sus delgados dedos sostuvieron con cuidado el artefacto de laminillas polaroid dentro. Sostuvo el aliento ante las miradas y sonrisas felices que inundaban su campo de visión, más allá del parque, el bosque y la ciudad que se alzaba detrás. Escuchando el sonido de los mantos acuosos correr a unos metros bajo sus pies llevando de un lado a otro las hojas que lloraban de los arboles por ver la temporada partir, cerró los ojos.
Descansa su bolso del lado derecho de su cuerpo, sosteniendo dentro la novela que justo la noche anterior le ha hecho derramar sonrisas. Acerca la cámara a sus ojos, mirando por vez primera en el día la vista del mundo detrás de un cristal. Movió su dedo índice al pequeño botón de plástico que le permitiría guardar para siempre aquel día tan vacío y al mismo tiempo tan lleno de todo menos de ella.
Tan llena de nada.
Aquel frío se instaló en su pecho vacío, sintió el reloj tintinear dentro de su cabeza, caótico, sabiendo que ni el tiempo ni la vida estaban cociendo los destrozos que alguien hace tiempo rompió.
Pero, ¿Aún había destrozos dentro? Sabía que estaba descocida, pero nunca estuvo rota, y se había cansado de esperar a por ese alguien que fuera capaz de con hilo y aguja enmendar todos esos errores que alguna vez cometió.
El frío acuno en su pecho pero ella no sintió nada. Y con una última respiración cargada de la poca valentía que alguien como ella podría sostener, subió sobre la barandilla del puente, equilibrando su peso completo sobre un solo pie, el otro volando en el aire. Y con una última calada a este viento que le empuja el cabello invitándola a seguir adelante, inspira su último aliento antes de cerrar los ojos a espera de ese hermoso momento en el que su cuerpo se llene de mariposas y pueda volar.
-¡Detente! –Sus ojos bañados en plata mojada giraron en dirección de la vos sin siquiera dar cuenta de ellos. Y le miró. Y se miraron.
¿Acaso era un sueño? Pues dicen que en sueños el tiempo se detiene, las sonrisas son eternas, y la vida no necesariamente tiene que tener sentido. Y allí estaba, perdida en un mar tranquilo pero vacío, al igual que ella. Y en un segundo sus pasos se unieron a los de él y ahora ella se encontraba en sus brazos.
¿Cómo es que algo que no es nada al juntarse con un igual llegar a ser un todo? Más que un todo ¡Ellos eran un universo!
Y ahí estaba él, acunándola a su pecho como si esas lagrimas que llovían de sus ojos tuvieran un fin común más allá de ir a llenar un poco más el río que corría bajo sus pies.
Aquellos ojos azules que la noche pasada había visto a través de las hojas roídas de un libro, estaban frente a ella. Y ahora Lizzie y el señor Darcy se volvían a encontrar, más allá de las páginas robadas en el libro de la biblioteca local.
Y cada vez que sonreían una fina lluvia caía sobre sus hombros, y los sueños y los relojes nunca se detenían; Y el tiempo, y los colores, y el frío acunando a sus manos nunca se fue.
Y la vida nunca había parecido tan llena.
Se levantó de la cama vacía escuchando el reloj volver a sonar. No se puso las mullidas pantuflas o siquiera quiso hacerlo, caminanó hacía el baño y las puertas roídas que le había dejado como regalo el tiempo se burlaron de ella. Se detuvo frente al espejo cubierto que enmarcaba la puerta del armario, y  nunca se dio cuenta del momento exacto en el que sus manos temblaron halando del manto que cubría su reflejo.
Y ahí detrás de la tela, se hallaba una mujer.
Su corazón se hizo un ovillo y se acercó a la mujer del pelo cano y los ojos repletos de plata sin lustre. Allí estaba ella como si los años gustasen de restregarle en la cara los minutos que nunca pudo sostener. Allí estaba ella de nuevo, tirando lejos muy lejos los recuerdos de una vida compartida entre dos.
Tic toc
Recorrió cada arruga y cada bolsa bajo sus ojos, detallando la textura de papel que había adquirido su piel mientras un viejo anillo se mantenía atado a su dedo anular.
-¿Acaso volveré a perderme bajo la profundidad del mar? ¿Acaso volveré a ahogarme en sus ojos?
Con pasos cansados tan propios como mecánicos de una máquina, volvió a esconderse bajo las sábanas blancas que cubren su cama mientras acuna a su cuerpo una vieja foto, de un atardecer en el que las hojas de los arboles llueven y el vacío deja de ser tiempo, y las sonrisas y las miradas vuelven a llenar lo que alguna vez fue una tarde de Agosto. Y empieza a llorar.
-Detente.
Sus ojos papalotean hacía la vos, sus miradas se encuentran y la de ella viaja maravillada viendo a su amor vestido con el traje verde, igual que como lo vio la ultima vez, mientras sostiene en la mano derecha su boina militar y en la izquierda reposa un anillo, y los sueños vuelven a dejar de necesitar del sentido para sobrevivir, y las sonrisas son eternas y la verdad de las cosas es que él nunca se volverá a ir.
Al igual que ella.

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Marisol  A0-4675
Dafne A0-5666

domingo, 30 de marzo de 2014

La batalla de los descocidos. -PB-

¡Tres hurras por los malparados, los rotos, los torcidos y los descocidos! ¡El ave calabaza les ha encontrado las piezas de repuesto! ¡Las agujas! ¡Los manuales!, que terminen los sedantes, que terminen las alucinaciones ¡¿No irán a contar las buenas nuevas?!. Oh, si tan solo tuviesen noción, ¿Podría alguien como yo, tan simple como yo, abrirles los ojos? Tijeras, necesito tijeras. ¿Navajas? No duele tanto como cuando te despellejan a la izquierda del pulmón derecho ¡Créanme!
¡Tres hurras! ¡Por las armas convencionales! ¡Por el miedo! ¡Por el remordimiento!, ¡La valentía! oh, ¡Hurra! ¡Por todas esas personas que nos hicieron creer que no había piezas de repuesto! ¡Que nunca las hubo! ¡Ja! Que caímos a este mundo sin gloria por delante, que terminaríamos aplastados por nosotros mismos ¡Miren a donde hemos llegado! ¡Miren donde estamos! ¡Hurra! Porque somos más que engranajes, somos la chispa que encendió todo el lugar ¿Te gusta como quema? ¡Me gusta como ardes!;
¡Tres hurras por los fantasmas, las maquinas y la chatarra que dejamos! ¡Por qué nunca fuimos extra, siempre existimos en la cuenta! ¡No somos orquídeas, no estamos marchitas! ¡No existe una caja! ¡Hurra!.
Solo mira todo este pánico ¡Solo mira ésta guerra! ¡Alabad a la reina de los descocidos! ¡Tres hurras por Scarecrow!
¡Tres hurras por la dulce venganza!


miércoles, 26 de febrero de 2014

Los muertos no lloran [Frerard]

Habría jurado mil veces que la luna brillaba más de lo normal esa noche. El frío escarbaba entre mi piel y astillaba mis huesos, marcando el contorno de mi rostro  en un blanco que ni el mismo maquillaje podría traer. Trataba de alcanzar algo, no recuerdo qué, pero allí donde estarían mis dedos para tomarlo, allí temblaban como si no pudiese controlarlos, como si mi cuerpo hubiera dejado de pertenecerme. No faltaba poco para que esto fuera verdad, y casi literario habría sonado que dijese que lloraría. ¿No es acaso de risa decir que un muerto quiera llorar? Aún no era un muerto, pero no tardaría mucho en serlo, así que cuenta.
Escuche la sangre correr por mi cabeza, como si mi sentido del oído se hubiera metamorfoseado y ahora trabajara por dentro, escuchando la sangre recién bombeada desde dentro. Podía escuchar como la velocidad aumentaba y decencia, para volver a comenzar y así el sonido del mundo exterior se había agotado. Como mi vida.
Es estúpido tenerle miedo a la muerte, y yo era estúpido por tenerlo. Toda mi vida me había movido como alma en pena entre las personas, así que, ¿Qué diferencia había? Y mientras escuchaba mi sangre correr por alguna arteria en mi cabeza, recordaba tu sonrisa Frank, y nada valía la pena.
Sin licencia ni permiso para martirizarte, ¿Quién soy yo para lastimarte? Así que el día del funeral, por más que quise rozarte con la yema de mis dedos la cara, me contuve. ¿Quién sería yo para tener el derecho de magullar más tu corazón? Si estabas allí, llorando a por un ser que nunca te mereció, que nunca se dignó a acunar tus temores por miedo a que estos te abandonaran y con ellos, me fuera yo. Porque el amor es como los terrores, y estos son como la muerte.
Así que no lo hice. Deje que la herida cicatrizara sola, o al menos quise que así fuera. No volví a pararme ni frente a ti, ni a Mikey ni Ray. Deje que el sol intentara volver a salir a iluminar la penumbra de aquella luna, de mi luna.
Y después de aquel accidente no tan accidentado, podría haber jurado que aquella luna fue tu corazón, brillando de más esa noche por algo que no quisiera jurar pero que en el fondo tú y yo sabíamos: que este era mi final.  Tú en casa, llorando por la soledad que te había embriagado el alma cuando me fui, y yo en la carretera, desquitando mis males con el pedal del acelerador y una botella de cerveza y canapés de antidepresivos. Tú con un dolor punzante en el pecho de presentimiento, yo con una venda en los ojos de dolor y embriagamiento.
Pero déjame contarte, Frank, que a pesar de que no te lo dije ni en un soplo de viento, lucías hermoso con ese traje negro. Me estremeciste el corazón con semejante belleza que nunca más sería mía, y cuando la tierra empezó a llover sobre mi vacío he insípido cuerpo y te rompiste, juro que todo yo me rompí contigo.  
Absurdo, los muertos no lloran. Pero aquí estoy yo, como siempre la excepción a la regla, siempre en contra de las leyes de la naturaleza y de Dios. Con lágrimas que nunca existieron corriendo por mis mejillas, derramándose sobre un suelo que jamás será empapo de ellas, y tú allí, siendo sostenido por Ray mientras Mikey sostenía fuertemente la lluvia en sus ojos. Y mi corazón muerto les pertenecía a ambos, y ambos tenían todo el derecho de llorar por él.
Nunca estuve orgulloso de mí y de las decisiones que he tomado, y nunca me había arrepentido más de algo que como esa noche. Pero no me arrepiento de esa última decisión de no acercarme a ti y susurrarte que seguía a tu lado, pues de ser así solo habría sido egoísta.
Las heridas sanan, Frankie, y yo me quedaré a tu lado sin que tú lo sepas hasta que las vea cicatrizar por completo… han pasado 5 años, y como un papel, puedo aún ver el color rojo de ellas arañando tu piel. Voy a esperar, cuanto tiempo sea necesario, observando cómo se cosen por sí mismas, sin mi mano que pueda jalar del hilo y deshilachar todo de nuevo. Tendrías que volver a empezar.

Pero no hay nada más que decir, más que mi corazón marchito que jamás latirá de nuevo sigue perteneciéndote, a ti y a todos a quienes amo. Y esperaré, hasta que mi luna se convierta en nuestra, y la vida y la muerte sean igual de especiales. Y cuando eso llegue, Frank, te sostendré de la mano para decirte que no le tengas miedo a esta última, pues al igual que las rosas, tú y yo seguiremos aún después de que nos hayamos marchitado.